El desafío a la corrupción y el anuncio de que no habrán despidos masivos de empleados públicos han sido notas relevantes en las dos semanas de gobierno del presidente Luis Abinader, quien un poco agotado de tanto trabajo se fue al sur del país a descansar.
Abinader no quiere que a su régimen se le vea como perseguidor de los funcionarios del anterior, por lo cual se cometerían injusticias y se perdería el objetivo de poner en vigor el cambio que ofreció durante la campaña electoral y por lo cual se cree que ganó limpiamente.
La cosa no es tan fácil. El escarceo sobre los actos de corrupción que se habrían cometido durante el gobierno anterior de 8 años alguna consecuencia tendrá cuando se pongan en práctica auditorías ordenadas por el régimen Abinader y la Cámara de Cuentas.